La exposición 'Retrato de Jovellanos, con el arenal de San Lorenzo al fondo', de Goya, en Valladolid hasta finales de mayo

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El Colegio de San Gregorio, en Valladolid, acoge el Retrato de Jovellanos, con el arenal de San Lorenzo al fondo, una obra de Francisco de Goya perteneciente a la colección del Museo Nacional de Escultura, pero depositada habitualmente en el Museo de Bellas Artes de Asturias.

Coincidienco con la pasada celebración en Valladolid de la 38ª edición de los Premios Goya, se han querido sumar a este evento cultural de primer orden con la exhibición de una obra del genial pintor aragonés.

La obra

Este cuadro pertenece a la serie de retratos de personajes influyentes de la corte y la sociedad madrileña que Francisco de Goya comenzó a realizar a principios de la década de 1780.

Con una gran profundidad psicológica, el pintor aragonés consigue realzar la categoría y personalidad del retratado, jugando para ello con la iluminación y la riqueza de su indumentaria. A partir de un dibujo preciso y una pincelada corta, rápida y decidida crea una composición de grandísima calidad.

Cabe destacar asimismo que Goya realizó este retrato de Jovellanos reutilizando un lienzo ya terminado. Un hecho significativo pero también bastante común en el artista, que solía recurrir a pinturas ya realizadas como base para pintar en una sola sesión los retratos de sus allegados.

La exposición

El Retrato de Jovellanos, con el arenal de San Lorenzo al fondo permanecerá expuesto en la sala 16 del Colegio de San Gregorio hasta el 26 de mayo, donde entablará un interesante diálogo con las piezas de la colección permanente.

De esa forma, convivirá en el mismo espacio con diversas obras del siglo XVII, creadas en un contexto en el que la religión impregnaba el arte y la vida pública y privada, siguiendo las directrices de la Contrarreforma. Una época que contrasta con el siglo XVIII, donde prevalece la fe en la razón a través del movimiento ilustrado, del que Jovellanos sería un destacado representante. El hecho de que Goya sea quien lo retrate es especialmente significativo, no solamente por la estrecha relación personal que tuvieron, sino también porque su arte ejemplifica los inicios de la pintura contemporánea y la superación definitiva de las formas barrocas.