Podcast - Cuando la vida te da limones

Kat De Moor (https://katdemoor.com) es traductora y autora belga residente en Francia. Contacta con ella a través de su correo electrónico katdemoorautora@gmail.com

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Kat De Moor

"Estaba de visita en mi pueblo natal y decidí secuestrar a mi madre para tener un ‘día de chicas’ en Brujas, Bélgica. La ciudad parecía el lugar perfecto para una escapada: llena de comida deliciosa, paseos relajantes por áreas verdes y compras épicas con descuentos de temporada. ¡Y para rematar, una pausa en el Vivaldi, nuestro lugar mágico para tomar café y crepes con chantillí!

Salimos de madrugada con un plan infalible para exprimir el día al máximo. Tras revisar los horarios de trenes, nos dirigimos a la estación con el sol brillando. Además, al escuchar el pronóstico, era más probable encontrar un unicornio en el jardín que una nube en el cielo, aún menos gotas de lluvia. Decidí que una falda ligera, una blusa fresca y unas sandalias elegantes eran la elección correcta. Claro, también llevé una chaqueta, porque confío en el clima de mi país tanto como confiaría en un gato mi plato de lasaña.

Apenas llegamos a Gante para hacer transbordo, las nubes se pusieron a bailar con el viento y mi falda se desplegó como las alas de un pájaro al emprender vuelo. Olvidé que, en mi país, el clima es como un camaleón en una fiesta de disfraces, nunca sabes qué máscara se presentará después.

Mi madre y yo nos miramos con una expresión en la cara que decía “¿en serio está pasando esto?”. La opción de volver a casa sonaba tan tentadora como un día en pijama viendo Netflix.

En un acto de valentía argumenté que, en Brujas, seguramente el sol estaría esperándonos con una sonrisa. Mi optimismo resultó completamente inútil.

Ni mi madre ni yo nos percatamos del enorme caballo de madera que se encontraba en la vereda a la entrada de uno de los negocios. El hocico del animal le dio un golpe duro en la frente. Ambas nos asustamos...

Encontramos otro lugar para calentar nuestros espíritus con café, pero la expectativa era otra y el ameno barullo que producían las charlas de los otros comensales estaba muy alejado de Las Cuatro Estaciones de Vivaldi.

Después de escuchar el relato sobre las peripecias en casa... Casi me daba miedo abrir mi ordenador, pero sonreí cuando vi que mi novio me había contestado. Al menos algo positivo este día, pensaba, hasta el momento que leí el mensaje...

Cuando la vida te da limones, hay que sacar el tequila y hacer margaritas. ¿Quién tiene la sal?"

El relato completo del podcast se encuentra en este enlace.